¡Hombres! No puedo vivir con ustedes... Pero sin ustedes tampoco.

Hombres. Nos peleamos con ellos. Nos enojamos. Les dejamos de hablar. Les gritamos y muchas veces deseamos que desaparezcan de la faz de la Tierra; aunque en realidad lo que deseamos (muy, muy, muy en el fondo) es que nos abracen y nos digan cuanto nos quieren.
Si logran tragar su enorme orgullo y nos abrazan como si nunca nos quisieran dejar ir pasa lo siguiente:

a) Lo amas tanto que inmediatamente le dices que no quieres pelear por tonterías, que deben hacer las pases. Viven felizmente una tiempecillo y después vuelve a ocurrir lo mismo.
Así somos. Nos pelemos y enojamos. ¡Qué bueno! La mayoría de las peleas y discusiones se provocan por los diferentes puntos de vista sobre un tema de interés común. Desde otro punto de vista, esto significa que somos originales.
Algunas personas dicen que estoy loca y se ríen de mí por eso; ¡mientras que yo me río de ellos porque todos son tan comunes y corrientes como el pasto!

b) Claro que a todas nos gusta hacernos del rogar, por lo que vamos a seguiríamos gritando y tratando de escapar; cuando lo que nos gustaría es que nos callaran con sus labios.
¡Demonios! ¡Maldita naturaleza humana!
Hombres y mujeres. Tan opuestos que necesitan uno del otro para poder vivir.

¿Por qué los hombres dicen que somos de otro planeta completamente distinto al suyo? Dicen que ningún hombre es capaz de entendernos. Pero, ¿y nosotras a ellos?
Si creen que comprendernos es difícil, ¡debería tratar de entenderse entre ellos!

Empecemos con un ejemplo sencillo:
Ven a la niña de sus sueños pasar frente a ellos en una fiesta. Parece ser perfecta, o al menos casi perfecta. Desde que ve su sonrisa y la luz de sus ojos se enamora de ella.
Ahora, lo que le pasa a muchos niños es que te ven y sólo pueden decir “Wow, es perfecta. Un sueño hecho realidad”. Pensando en lo perfecta que eres para ellos, comienzan a sentir miedo. Miedo de ser bateados. Miedo a que los rechaces. Miedo al futuro incierto que los espera.
Tantos miedos los convierte en cobardes y deciden quedarse callados y aparentar que no te vieron.
¿Alguna vez te sentiste observada? ¡No son alucinaciones!

Mi pregunta para los hombres:
¿Qué demonios están esperando? Recuerden que sin damas no hay caballeros.
Los caballeros son los que llegan con las damas. No al revés.
Hay que ser más atrevidos. Si te llegas a arrepentir de algo en la vida, gran parte serán riesgos que no tomaste.
¿Qué es lo peor que te podría pasar? ¿Un tonto “No”?
Si fuiste lo suficientemente inteligente como para ir y decir “Hola”; ahora se lo suficientemente inteligente como saber que no vale la pena una niña que te rechaza sin conocerte.
Y niñas: si hacen eso, son tontísimas. Pueden estar perdiendo a un gran amigo.

Otro punto que es muy claro: los hombres no entienden indirectas.
Imagina que estas con tu novio en un cómodo sillón viendo la hermosa historia de “Un amor para recordar”. Jamie esta cantando “Only Hope” en la obra de teatro. Cuando acaba se sienta a lado de Landon, él la ve con una gran intensidad en sus ojos y en unos segundos la besa dulcemente.

-Me fascinaría que algo así me pasara- en otras palabras: “Amor, estoy de romántica y quiero un beso. Ahora”.
-Eso sólo pasa en las películas-.
Bien. Hora de insistir un poco más directamente.-Aunque… A veces las películas se hacen realidad- dices al tiempo que te acercas a su cara.
-Hummm –piensa un poco- Naa. Imposible-.
-Era una indirecta-.
-¿Indirecta de qué?-.
-Uta… Olvidalo-.

Este fue un caso romántico. Pero luego hay cada indirecta-directa que al no entenderla hacen que nos desesperemos.
No son tan difíciles. Todo depende del contexto, de las palabras y el tono sarcástico que se usa.
Si quieres obtener algo dilo directo. A los hombres no les gustan los rollos. Les gusta que las cosas vayan directo al grano.

Por este tipo de situaciones (y eso que faltan muchas, muchas más) es casi imposible el poder convivir con los hombres.
Pero claro que soportar que te molesten para llamar tu atención y todas las cosas que hacen, siempre vale la pena.

Vale la pena por lo que pueden hacer por ti.

Cuando estas llorando te abrazan sin decir nada; esperando a cuando estés mejor poder preguntarte a quién matar. Siempre te defienden y estarán ahí para cuando los necesites.

Los niños que valen la pena te llegan a querer tanto ¡que hasta aprender a hablar femenino!
Ahora cuando te preguntan que pasa y les respondes nada te miran a los ojos y dicen “Dime la verdad”.
También se han dado cuenta que cada 8/10 de nuestros “Sí” significan “No” y vise versa.

Cuando te prestan su chamarra en invierno, especialmente en la noche, para que no te de frío. Y la chamarra se queda con tu olor. O sea, a menos de que mande su chamarra a la tintorería se acordará de ti al menos una semana.

La forma con la que te miran a los ojos. Esa luz que únicamente aparece cuando te ve y que desaparece cuando llega la hora de despedirse.

Lo que más vale la pena es cuando te abrazan. Te hacen sentir segura y todo lo malo que te ha pasado desaparece en un instante.
Cuando te rodean con sus brazos sientes que finalmente estas completa. Que ya nada falta y que el mundo es tuyo.
Es un momento perfecto… Al igual que él…

En fin. Cada pelea, cada oso, cada discusión, cada alegría, cada mirada, cada sonrisa… Básicamente cada recuerdo con él siempre será una alegría más de nuestras vidas.

No podemos vivir con ellos porque muchas veces nos hacen enojar y alguna otras hasta llorar. Pero sin ellos, ¿qué seríamos?

Mi conclusión final es que nunca los entenderemos por una razón: sin hombres.
Y mi segunda conclusión es que no podemos hacer nada porque así los amamos y queremos.

¿Quién piensa igual que yo? dreish_28@hotmail.com